Sumergida entre arrecifes de coral

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Artículo publicado en: Revista Loa

Perderme por el Caribe siempre había sido mi sueño. A decir verdad siempre he soñado con recorrer todo el mundo, conocer rincones inhabitados, sorprenderme por la ver las estrellas desde otro cielo a miles de kilómetros de casa y darme cuenta que el lugar que habito es tan pequeño como una diminuta hormiga en un inmenso desierto. Hasta ahora he visitado 29 países, más que los años que he vivido. Espero que esto continúe siempre así. 

Después de visitar toda la isla de Cuba cogí un avión a Gran Caimán, el trayecto es tan solo de 50 minutos, 11 personas a bordo. Me llamó mucho la atención el contraste de países, de baldas vacías en supermercados cubanos a lujosos centros comerciales para turistas en George Town y todo ello a menos de una hora.

Las Caimán se componen de tres islas: Gran Caimán, Caimán Brac y Pequeño Caimán. Su temperatura media anual es de 30ºC por lo que si te gusta disfrutar del buen tiempo y pasarte las horas muertas tirado en la playa ya tienes destino fijo para cualquier época del año, bueno…no. Recuerda que las épocas de tornados pueden ser peligrosas, por eso es conveniente visitar las islas en los meses más secos, entre noviembre y abril.

Con sus maravillosas aguas de color turquesa y magníficos arrecifes de coral, las Islas Caimán son el destino perfecto para cualquier tipo de viajero en busca de sol, buceo y snorkeling.

Yo estuve cuatro días alojada en Gran Caimán. Su ciudad, George Town, se caracteriza por resorts, tiendas de lujo y restaurantes con precios bastantes elevados (el precio para una persona en un restaurante barato no baja de 25 euros).

Cada día el puerto de George Town recibe a miles de turistas provenientes de cruceros. Lo primero que ven nada más bajarse del barco es un gran centro comercial, seguidamente todos ellos van a la Seven Mile Beach sobre la que se extienden muchos hoteles y centros turísticos. Si eres de los que prefiere dejar todo esto a un lado y conocer la isla desde otra perspectiva te recomiendo alojarte en la zona norte de la isla, donde encontrarás las famosas casitas de colores caribeñas y gente local o jubilados que han preferido llevar una vida sin preocupaciones junto al mar.

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Estuve alojada en un precioso Airbnb situado en West Bay, una casa caribeña de color rosa donde viven una pareja de jubilados llamados Linda y George, quienes pueden hacer cualquier cosa por sus huéspedes. Tras vivir en muchos países y tener una vida muy ajetreada pensaron que sería una buena idea pasar sus últimos años de forma relajada, con la compañía de su perra y disfrutando de todos los viajeros que se hospedan en su hogar.

Ellos me recomendaron visitar la Stingray City, la ciudad de las rayas. Se encuentra en mitad del Caribe donde compañías de barcos echan el ancla y los turistas pueden tocar las rayas, darles de comer con tinta de calamar e incluso posar con ellas mientras te echan una foto a la que posteriormente te venden en el barco de vuelta. Al principio da un poco de impresión ver tantas rayas juntas, verlas pasear con sus alargadas colas entre tus pies en busca de comida es una experiencia única. Esta excursión lleva haciéndose años y nunca ha pasado nada, pero no me sorprendería que algún turista se vea sorprendido por una descarga eléctrica, porque según nos dijo el guía algunas de ellas empiezan a estar ya cansadas de que manos ajenas hagan lo que quieran con ellas.

Otra de las famosas excursiones es visitar la barrera de coral, hay distintos puntos por toda la isla donde puedes observar el coral, peces exóticos y preciosas rocas entre otros. Las compañías te proporcionan las gafas de buceo, aletas y flotador en caso de necesitarlo. Durante una hora puedes nadar y contemplar toda la belleza que el fondo marino puede ofrecernos.

Perderme por ese mundo submarino fue una de las mejores experiencias que recuerdo de mi viaje. La sensación de estar bajo el mar siempre me ha resultado agradable, ahí todo es paz y al mismo tiempo emoción. Un sentimiento muy parecido es el que recorre mi cuerpo cada vez que un avión aterriza y mis pies pisan un nuevo país. Un nuevo viaje.

Porque viajar es pasear un sueño que has llevado guardado muchos años.